Al llegar a casa la memoria aguarda.
Es callada huésped
que en mi entraña clava
su puñal de acero.
¡Y siempre reclama
que expulse de mi almaesa voz ahogada!
La tenaz porfía
Es brava la injuria para resignarse
de incauto resabio.
El clamor sufriente desde la inconciencia,
renuncia a la vida.
¡Y niega el indulto!
Suspicaz, retorno lenta a la serenidad.
En desolada espera
sólo el olvido en su desmesura,
sabe resarcirnos
de la cruel resaca y tenacidad.
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