¡Oh, Señor!
en mi diario peregrinar
mis falencias son hartura.
Mis"naderías", miserables,
ante una gota
de TU AMOR PERFECTO.
¡Abre mi alma cual flor madura!
Invade mis entrañas
Prófuga de mi ser, desierto estéril,
baño con amor mis hábitos
para exorcizar errores.
Busco en simulada calma
TU IMAGEN, TU VOZ, Y TU TERNURA.
¡Es allí donde apareces como niño
en inocente balbuceo!
y en lento exordio
deletreas en mi oído tu ventura.
Entonces me habitas y...
¡Echo a andar
empujada a la vida
por un cielo inmenso...
¡Me guía TU figura!
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