sábado, 15 de agosto de 2009

Cual jerez de la frontera

Crece el alma en sentimiento

cuando inquieto el pensamiento

en llanto intenta romper.

¡Es tu ausencia la agonía!

y la angustia en su hidalguía,

imposible de vencer.

Cae la tarde y en su hastío

provoca hondo un vacío

que enardece a su merced.

Recurrente, arreo nubes

que hasta el cielo rojo suben,

en lobreguez.

Mi alma goza en recordarte...

¡tan ecuánime

y distante en tu altivez!

que te huelo y te degusto

emblemático, imperante,

muy dulzoso y dominante...

¡Te pareces al jerez!

En la verde primavera

prodigioso es tu linaje...¡de temer!.

Reencuentro

Avanza desolado.

Cruza el puente sin mirarlo,

absorto, desvalido

y en su mente

un amor nunca olvidado.

Al retomar el camino agreste

asoma entre piedras, el hilo acuoso,

donde sacia su sed, de rodillas,

y refresca un fruto

de corazón meloso.

Cruza el vado,

breve alcantarilla

y vuelve a subir la cuesta

¡y la padece!

el camino del Sepulcro le parece

por lo duro, empinado

y sin estrella.

En lo cóncavo de una roca se guarece

y mengua el cansancio, recostado.

¡Sueña verla sentada, a su lado!

mimándolo como sabe no merece

y despierta asustado por el viento

que lo agrede

en enemistad perenne.

Baja la cima, columna endeble,

carga en sus hombros desaliento,

zozobra, inquietud y hasta lamento

por desandar lo que feliz,

y junto a ella, ha compartido.

Sabiendo que fue él

quien más ha herido

el corazón de su siempre bien amada.

¡Y de pronto la ve!

¡ahí sentada!

en las gradas del viejo anfiteatro.

Se abrazan en ternuras y emociones...

presagian un amor pródigo y santo.

Asombro


Nos vimos...

Y te envolviste en mi ternura

como quien ajusta el echarpe

a su cuello,

para sentir su calidez.

Sentí que era

como un plato de sopa

que llegaba a tu vida,

después de haberte saciado

con manjares finos.

O quizás,

la última hoja de un block

de cartas de amor,

sobre la que cuesta deslizar la pluma

porque ya todo se ha escrito.

¿Una escoria en tus retinas?

¿migajas sobre un mantel?

A primera instancia

todo eso creí.

Pero un misterio diáfano

fue abriendo caminos.

Perplejidades.

Como una canción que se va y vuelve

al ritmo de la brisa.

Imprimías indelebles tatuajes

a mi corazón, cada atardecer,

con mayor fuerza.

Moldeabas sutilmente a un hombre nuevo.

Ductilidad en el trato.

Actitudes nobles regodeaban

tu autoestima.

Crecías manso y cariñoso.

Nos completamos en lo alegre

como en lo padecido.

Colmaste de cariño

todos los rincones de mi casa.

¡Fue un milagro!

Así dijiste:

¡Recién conozco el verdadero amor!

El regalo más preciado


¡Es tan doliente el llanto

(que hasta el sordo lo palpita)

cuando un bebé dentro de un manto

a su madre llama y grita...!

Que ni el mudo oculta y calla,

ni menos un ciego entiende,

la herida que al niño hiende

esa madre tan canalla,

que a su propia carne vende

por no verse más "encinta".

¡Es impagable sentir

la panza "pateando vida"

de un ángel que trae consigo,

trabajo, amor y comida!

Comida del cielo enviada

¡bendición a borbotones!

vidita que llega a colmar

de dicha los corazones.

¡Feliz de aquélla que sienta

crecer en su cuerpo amores!

Amores que son dolores

cuando se siente nacer

ese tan divino ser

que esperan mamá y papito

y consideran BENDITO

el regalo del Creador;

al ver que donde hay amor

debe una vida ofrecer

como premio, sin valor,

y a los padres enaltecer.

JORGE LUIS BORGES

"...No hay un solo día que no estemos un instante en el paraíso, porque siempre hay algo o alguien, que, con su sola presencia, aliviana la pesadumbre de vivir..."































































































































De Alfonsina...

"...Hielo y más hielo recogí en la vida.
Yo necesito un sol que me disuelva..."

Pobrecita, no reconoció el fuego
del Espíritu, que la habitó siempre,
en su raciocinio, en su fortaleza,
en su ciencia...
¡QUIÉN si no ÉL!







¡Bienvenidos!

De una canción de Baglietto, que hace magistralmente junto al incomparable Lito Vitale, llamada "Y no olvides que un día, tú fuiste sol", me encantó rescatar algunos de sus versos...son maravillosos...

"No dejes de asombrarte
ante un nuevo nacimiento de tu jardín...
no escondas ni la pena ni el dolor...
no saltes en pedazos,
no entregues tu diamante,
no permitas que se pierda tu cosecha...
¡busca la raiz!
Baja hasta tus valles
que éste es tu país,
donde están tus riendas,
tu espuma, tu verdad...
...donde naufragaste, haz crecer mil rosas..."

Lindo, como consigna de una mañana, ¿verdad?