Era su vida fino engarce de perlas,
así, día a día,
unida a su eterna angustia
de no encontrarse, de sentirse inútil,
triste, desconocida.
Una mañana se decidió:
Pensó en los demás,
nunca había hecho
nada por nadie.
Se lanzó al peregrinaje
casi muerta,
ebria de soledad
bajo el poder de la tiniebla intensa.
Tiniebla en la que estuvo oculta
por años.
Hubo pasadizos de piedras,
hubo espinas y vados,
le asombró la verde llanura y decidió un descanso.
El camino fue largo
la gente la observaba.
De pronto,
algo celestial turbó su atención.
Sintió el lugar,
como "elegido por Dios"
para ella. Quedó en contemplación...
Anhelo impulsivo, cercana sensación.
Fragancia refrescante, mentolada,
huella balsámica de aromas
cítricos y herbáceos, especiados.
Mucho misterio.
¿Protección? así lo sentía...
Se imaginó como hiedra
por la tapia sostenida, bella,
fecunda, solidaria. Aroma de corazón maderoso, nobleza inmune.
Minuta de violetas, sándalo, jazmín,orquídea...
inclusión, optimismo, bondad
¡un dejo de dulce algarabía!
Y recordó haber oído muchas veces que,
donde está la Virgen,
hay fragancias maravillosas.
Y se sintió protagonista de un milagro.
¿Leyenda? ¿audacia, placidez?
No pudo discernirlo.
__¿Qué es, Señor? __ preguntó.
¡EL CIELO ANDABA EN LA TIERRA!
¡ERA EL AMOR PEREGRINO!
Una estrella cercana, ¿tanta calma?
tanta paz...sin dudarlo dijo:
__¡SOLO EL!
Entonces sí, descansó su alma
encontró el CAMINO, esa mañana...