lunes, 17 de agosto de 2009
¡ SERES LUMINOSOS !
El dolor es un don que se comprende allá…
Todos conocemos el dolor
y siempre debes agradecerme por ello,
aunque no lo comprendas.
El dolor se comprende más allá de la tierra
Sólo cuando tu FE es grande y la conservas,
sólo cuando hayas crecido ya desde lo alto,
entonces reconocerás que ESE CRECIMIENTO Espiritual
procede del dolor que has sabido sobrellevar.
Las criaturas que se van de tu lado
No han sido quitadas para siempre;
Más allá del tiempo te serán devueltas para siempre.
CONMIGO, en la luz de Nuestro Padre
Ellos gozan de la verdadera felicidad y te esperan.
Aunque tú sufras, porque no crees en MI,
Ellos están en la gloria..
Debes crecer en el ESPIRITU
Y COMPRENDER.
ESCUCHA BIEN LO QUE TE DIGO Y¡ CREE! :
Ellos son como sombras LUMINOSAS en nuestro presente.
Ellos que viven ya el presente eterno y eso son: LUZ.
Son figuras luminosas, invisibles y presentes. Reales, sí ¡REALES!
Ellos VIVEN EN LA LUZ de NUESTRO PADRE y junto a MI
Y a vosotros.
¡NUNCA OS ABANDONAN! Y por eso muchas veces
sientes una paz inmensa que no entiendes de donde viene.
Son ellos que están a tu lado y por eso sientes la misma serenidad
que ellos te transmiten, porque eres su ser muy amado
y siguen protegiéndote, MAS QUE ANTES,
MUCHO MÁS CERCA DE TU CORAZÓN.
Les dije a mis apóstoles:
“OS DEJARÉ MI ESPIRITU CONSOLADOR…”.
Lo repito para vos. Para tu consuelo.
Debes aprender las cosas del ESPIRITU,
debes saber vivir con el ESPIRITU.
Y entonces verás qué sensible serás,
hasta el punto de poder escucharme y escucharlos a ellos.
¡Mira hacia arriba!¡Debes ver MI ROSTRO y el de ellos,
Tus seres queridos luminosos, los que extraen la luz
Que inunda los cielos, la luz del PADRE CELESTIAL.
Aún en la tierra, sin darte cuenta,
verás que muchos problemas se desvanecen,
sin que tú hayas podido solucionarlos.
Es que MI PADRE los envuelve en esa luz celestial
Y por y con ello recibirás mucha paz,
serenidad, alegría, esperanza y
¡sentirás que estamos junto a ti!
¡Jamás estás solo! Porque el Padre
Me ha dado poder de consolarte
Y acompañarte. Y me asegura día a día la paz
Y la luminosa existencia de tus seres queridos.
He venido a confirmarte que EL AMOR VENCE A LA MUERTE
PORQUE EL AMOR ES DEL ESPIRITU, NO DE LA CARNE.
Mucho más fuerte que la muerte física.
He llegado junto a ti en el mismo sitio en que dejé mis pisadas.
He venido para repetirte una y mil veces:
¡Ámame y ámense! Sigan amando las LUMINOSAS sombras
que dan luz a sus almas.
Me dicen: ¿quo vadis , Dómine?
Y les contesto:
Voy marcando el CAMINO,
para que sigas MI HUELLA,
PORQUE HAS APRENDIDO A LLEVAR TU CRUZ
COMO YO LO HE HECHO.
Y tú me consolaste.
AHORA ME TOCA A MI, CONSOLARTE
¡ CREE, CONFIA EN MI PALABRA!
Tuve una visita inusual en Abril de 2006- Es real.-
La FE, la inteligencia emocional y las vivencias de la vida son tan sutiles, tan expansivas y poderosas en la memoria, que a veces me hacen llorar de alegría.
He escrito lo que cada flor trae a mi presente. Recuerdos de quienes me las obsequiaron, momentos especiales en que las recibí, las vi o fueron ese aroma que atrajo a mis sentidos y jamás permitió que el instante se borrara...
Así me pasó con los ramitos de Filomena, multicolores, las rositas de tía Otilia, los claveles de mi novio y luego esposo, las calas en la casa de mis abuelos y de una familia vecina a la que quise mucho...
He relatado para ustedes, lo que marcó "...el último escalón de los que me llevaban al altillo de la casa de mi abuelo...", las "ternezas" que grabaron detalles de la casa de la "abuelita Houriet", lo que viví en mi infancia junto a mis padres y hermanas; y tantas otros recuerdos que se desenvuelven en estas páginas que amo. ¿ Saben? son cálidas visitas que hago al alma cuando en la rica soledad me procuro unos minutos de dicha.
Y suele ocurrir que a veces, ni debo procurármela, sino que la dicha misma acude a mi mente y me deja absorta en la concurrencia de imaginarias diapositivas que se suceden, delicadamente, casi como pidiéndome permiso...tan tiernas...como caricias...
Hace un año justamente en Abril, día 5, falleció mi madre. En aquél momento, en medio de mi angustia, un sacerdote amigo me acercó una página fotocopiada de una revista de noticias cristianas, muy reconocida y garantizada por la Iglesia, donde hablaba de los "Seres luminosos", que son nuestros afectos cuando mudan a MEJOR VIDA. Fue increíble el consuelo y aliento que dejaron esas palabras en mi corazón y modificaron el criterio que yo tenía de la muerte. Pués allí asegura que esas personas que tanto quisimos, al morir, siguen estando a nuestro lado siempre, como seres invisibles, luminosos, alegres, que nos protegen más que antes, y que ¡son reales!. y cita la revista, las palabras de Jesús cuando dijo a los apóstoles:"...Yo me iré, pero no quedarán solos, YO les enviaré el Espíritu que los consolará...". Les pasaré ese artículo en mi blog, búsquenlo, se titula SERES LUMINOSOS . Y AYUDEMOS A CONSOLAR AL MUNDO Y A CREER QUE HAY VIDA DESPUES DE LA MUERTE.
Todo esto, fue consolando a mi alma en procura de la alegría, distintivo inconfundible de todo cristiano.
Y muchas veces he tenido vivencias como la que les relataré ahora. Es bueno compartirla, porque se viven mejor las ausencias. ¡Les hará bien!
Días pasados caminaba por la peatonal de Sta.Fe (vivo a 40 km. de esa ciudad y a veces debo ir por trámites, como también lo hago para pasear un poco).
A paso apresurado, pasó por mi lado una mujer de fisonomía tan idéntica a la de mi madrecita que, instintivamente, me obligó a aligerar mi paso para verla mejor. No fue sólo la imagen que me atrapó, sino un dejo de fragancias, (no de perfume) de su piel, de sus cabellos, su ropa (ese aroma especial que tenemos todas las personas, que nos diferencia...que nos identifica...tal vez la mezcla de cada piel con la colonia acostumbrada, no sé cómo explicarme...eso que sentimos al acercarnos a cada ser). Fue tan grande mi emoción, que debí frenar mi impulso por gritar: ¡Mami! ¡mamá!..
Les parecerá raro. No para mí, que muchas veces recibo "visitas de mi hermana, mi abuelo, mi padre, amigos....".
Más me acercaba a la señora, más penetraba en el ensueño. Y me dejaba llevar...entrecerraba los ojos para creérmelo de verdad.
La señora se sentó en un banco de la peatonal. Con disimulo hice lo mismo, me senté a su lado,aparentando cansancio.
Hice como que buscaba algo en mi cartera, pero cerré los ojos y en segundos, mi memoria voló a velocidad abismal a aquél living de mi casa, un domingo de tantos vividos. Mi padre sentado en el sofá, escuchado por la radio una carrera de fórmula uno; su sonrisa ancha y dulzona, y mamá en la cocina,desde donde venía un aroma de papas y carne al horno con hojitas de laurel y orégano, rociados con gotas de vinagre. Ella, silbando bajito un valsesito criollo, como le gustaba. Jugo de naranjas recién exprimidas, flan casero con caramelo líquido...
Mi mente azarosa recorría instancias dulces en milésimas de segundos. Delicias como la pizza casera hecha con levadura, con queso y anchoas; o la torta alemana con mucha crema, azúcar y canela, los borrachitos... ¡mamá era muy buena cocinera y mejor anfitriona, era su deleite recibir comensales!
Sus manos hermosas, prolijas, de piel tersa y uñas pintadas. Su elegancia al caminar, heredada de sus ancestros alemanes, los versos y letras de canciones que recitaba a diario o cantaba y con nosotras tocando a cuatro manos el piano.¡Tanta felicidad!
Sus anécdotas de infancia huérfana, la catequesis (escudo y lanza con la que envió muchas almas a Dios).Sus cartas con letra prolija, chiquita. Reiterados consejos, la oración compartida, salidas en familia ¡ era tan feliz siempre!.
La señora pareció sentirse incómoda con mi presencia y se levantó prontamente del banco, se dio vuelta a modo de repasar si no olvidaba nada. Me saludó. Contesté:__¡Adiós y gracias!
A lo que ella volvió la cabeza curiosa con un gesto raro por ese "gracias" mío, se encogió de hombros y se fue.
Quedé prendida en medio de una luz densa, calma, bellísima. ¡Para mí sola!
Las lágrimas vistieron totalmente mis mejillas y no me avergoncé. Alguien miró absorto mi llanto disimulado y con un gesto de mano y de rostro lo ahuyenté como diciendo:¡ no es nada, ya pasa!
¡No quise que interrumpieran esa inmensa dulzura que paladeaban mis sentidos!
¡Tanta ternura, tantos recuerdos juntos, todo tan real! ¡ lo viví, lo gocé! ...
El olfato y la vista activaron todas mis neuronas.
La emoción intensa ha quedado prendida de mi alma durante varios días y entonces deduje que mamá querría leerla, como leía siempre mis escritos como quien saboreaba lentamente un bombón. Por eso decidí escribirlo.
¡Y fue mejor!... sacar esa nostalgia hermosa de su visita y agradecer a Dios por esa bendición hace bien al eje interior, nos centra.
¡DELICIAS DEL ALMA! ESENCIA DEL SER...
OJALÁ SIGA RECIBIENDO "ESAS VISITAS" TAN COMPLACIENTES...
Sé que fue un sueño, pero colmó a mi alma de serenidad. Y vivencias como ésta, me suceden a cada rato: días pasados estaba muy mal de ánimo; era un día muy difícil, todo me había salido mal, no hallaba remanso en nada. Hasta que abrí un cajón de mi escritorio y encontré un poema hecho por mi hermana (también fallecida) enviado mucho tiempo atrás, muy risueño.¡ Me cambió el día! Y también lo agradecí. Siento como que están a mi lado siempre y más aún en los momentos oscuros.
¡Cómo no agradecerlo, Señor! ¡ Es el Espíritu que nos has dejado, hasta que vuelvas...!
No olviden buscar en el índice( a la izquierda de la página) "SERES LUMINOSOS". No es de mi autoría, recuerden, es de una revista católica autorizada, léanlo atte.,consuela.
¡Los quiero! -Besitos por acompañarme.-
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¿Casual, dices...?
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De Alfonsina...
Yo necesito un sol que me disuelva..."
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del Espíritu, que la habitó siempre,
en su raciocinio, en su fortaleza,
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¡QUIÉN si no ÉL!
¡Bienvenidos!
"No dejes de asombrarte
ante un nuevo nacimiento de tu jardín...
no escondas ni la pena ni el dolor...
no saltes en pedazos,
no entregues tu diamante,
no permitas que se pierda tu cosecha...
¡busca la raiz!
Baja hasta tus valles
que éste es tu país,
donde están tus riendas,
tu espuma, tu verdad...
...donde naufragaste, haz crecer mil rosas..."
Lindo, como consigna de una mañana, ¿verdad?