En la serenidad de la siesta dominguera
En la paz de las reflexiones,
en la displiscencia del reposo,
hay algo que sosiega los sentidos,
calma la mente,
libera el cansancio,
nos hace crecer…
la lectura de “los grandes” autores.
¡Cómo me alimentan, nunca me sacian,
tanto me enseñan y colman el alma
que no puedo dejar de buscar en la biblioteca
a quien me acompañará
en el fin de semana!
¿Probaste mi costumbre?
Dale, no sabés cuánto bien hace.
Te dejo a Borges, para pensarlo:
“…No hay un solo día en que no estemos un instante en el Paraíso, porque siempre hay algo o alguien, que con su sola presencia, aliviana la pesadumbre de vivir…”
¡ Único ! ¿Gustó?