jueves, 21 de febrero de 2013

2° Domingo de Cuaresma.- LA TRANSFIGURACIÓN




La transfiguración nos enseña que " de este cuerpo nuestro, tenemos que hacer un cuerpo glorioso".
Es el tiempo de la mortificación cristiana: sacrificios, ayuno, oración, caridad...
es adaptarnos a las exigencias impuestas por Cristo, como modelo humano, es seguirlo de cerca. (Mt.16, 24)
Esa mortificación tiene por objeto rectificar el desorden moral, que nos viene del pecado original y de nuestros propios pecados.
Es redimir a la persona humana, para que ella, dignifique a la Iglesia toda(Col.1, 24)
La verdadera mortificación es la que nos enseña toda rectitud interior.
Ese tono de sacrificio, es inmolación directa.
Dijo San Agustín:
"...No digáis que los tiempos presentes no son de sufrimientos de mártires: reprimir la ira, respetar la justicia, huir de la impureza, doblegar el orgullo, dejar de lado la envidia y la avaricia...¿no son actos martirizantes?..."
Pero es el único modo de poder decir de frente al Padre:
¡He aquí que vengo a hacer tu voluntad!
(Hb. 10, 6-7)
Único camino de salvación cristiana.
Teniendo en cuenta las observ.relativas a los alimentos,
que eran costumbres del pueblo judío, 
lo real de esa salvación es lo relativo más al orden espiritual
que a las tendencias comunes y necesarias de todo cuerpo,
como lo son alimentarse, cuidarse...
cuerpo que debe seguir siendo 
TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO.

JORGE LUIS BORGES

"...No hay un solo día que no estemos un instante en el paraíso, porque siempre hay algo o alguien, que, con su sola presencia, aliviana la pesadumbre de vivir..."































































































































De Alfonsina...

"...Hielo y más hielo recogí en la vida.
Yo necesito un sol que me disuelva..."

Pobrecita, no reconoció el fuego
del Espíritu, que la habitó siempre,
en su raciocinio, en su fortaleza,
en su ciencia...
¡QUIÉN si no ÉL!







¡Bienvenidos!

De una canción de Baglietto, que hace magistralmente junto al incomparable Lito Vitale, llamada "Y no olvides que un día, tú fuiste sol", me encantó rescatar algunos de sus versos...son maravillosos...

"No dejes de asombrarte
ante un nuevo nacimiento de tu jardín...
no escondas ni la pena ni el dolor...
no saltes en pedazos,
no entregues tu diamante,
no permitas que se pierda tu cosecha...
¡busca la raiz!
Baja hasta tus valles
que éste es tu país,
donde están tus riendas,
tu espuma, tu verdad...
...donde naufragaste, haz crecer mil rosas..."

Lindo, como consigna de una mañana, ¿verdad?