"... La vida no se nos da hecha y acabada, como un traje.
La tengo que VIVIR,
mediante conductas y disciplinas afines a ella..."

Un delfín, una serpiente
se sienten "en armonía" con la naturaleza
y viven sumergidos en ese estado de conciencia,
no conocen frustraciones ni resentimientos,
no saben aburrirse, están activos,
pendientes de la pluma que baila con la brisa.
No se sienten solos, se incluyen.
No piensan en la amistad, la practican.
No se sienten fuera de la creación,
porque disfrutan de ella y su diversidad.
No se deprime por lo que hacen otros,
porque domina su mundo y su naturaleza y la utiliza bien.
Sin leyes y constituciones.
simplemente "ES".
SER para sí mismo y para los demás.
Ser soledad es interioridad, mismidad.
Ser compañía es ser relación.
Es salir de esa mismidad
para fertilizar corazones distintos.
Y esa RELACIÓN es integración,
no absorción ni posesión ni dominación.
Sigo siendo yo mismo, salvando mi integridad,
mostrándola y poniéndola al servicio de otros,
alternando para crecer y formar grupos
implicados, comprometidos y opuestos.
La diferencia no desintegra, enriquece.
Interioridades que salen y se proyectan,
dan una unidad trinitaria que es
¡el encuentro!
Donde cada uno VE la mismidad ajena,
la acepta pero no lo vulnera.
Siguen siendo distintos, pero entrelazados,
intercomunicados,
interactuando.
Hay cariño, aceptación, participación,
madurez, equilibrio.
Se superan fronteras con gentileza de corazón.
¡Es maravilloso conocernos para brindarnos!