Es ésta, una más de las estaciones de trasbordo,
en el camino procesal de la vida.
Y del amor.
A veces, tan herida queda el alma,
que ni fuerzas sobran
para abrodar el próximo viaje.
Y no se distingue
si allí temina o comienza lo mejor.
Me gusta, por eso,
dejarme disolver en el fluir
del proyecto divino.
Tomar distancia de demandas y exigencias.
Como estoy segura del poder curativo del AMOR
me supero en lo que creo insuperable
y elijo otro modo de transitar la vida.
¡Para que trascienda lo trascendente!
y poder sublimarme como normal "ser humano"
en la conexión sensible con QUIEN TODO LO PUEDE,
lo sabe y lo enaltece.
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