lunes, 31 de agosto de 2009

Dejemos hablar al viento...


A veces, la soledad mordisquea el alma y uno tiene tanto para decir...

Y se reúne con otros que también desean hacerlo, pero además, ¡quieren decirse todo y no dan respiro...!


Saber escuchar es una de las más difíciles virtudes, como la tolerancia, que la complementa.


Esa calma de esperar que "el otro" termine de exponer lo suyo, para sumar mi criterio.


Esa mansedumbre y una sutil pizca de generosidad, para que el otro, al fin, quede sin aliento y allí poder "decirnos".


Porque si no, quedamos con esa carga y un malambo brutal de palabras saltarinas, locas por volar al aire. Que si pretendemos deglutirlas, arriesgamos caer en soberano atracón.


Otras veces, quizás sentados a la mesa de una confitería con amigos, nos ceden la palabra con la deferencia de un rictus gentil, que no abunda.


Es entonces cuando cada uno concede con placer, minutos que logran una armonía increíble. Es así como podemos deleitarnos con sus pláticas, sus modales, gestos, raciocinio, pensamientos furtivos, el movimiento de sus manos, sus labios, su mirada, una sonrisa, el movimiento de su cabeza...¡toda una identidad!.


El énfasis o la monotonía de su voz. Un acento especial, una ironía, una humorada. o la textura monótona del indiferente, que despierta y alborota nuestro músculo odioso del bostezo, porque además de hablar sin respiro nos roba toda la energía y hasta las ganas de vivir.


Estos últimos, se inventan historias, creyendo que nuestro silencio es admiración cuando, en realidad, es un grito desesperado de ¡BAAAAAASTAAAA! .


Debo reconocer que puedo soportarlo una, dos veces, pero la tercera...me saca de quicio. Me incomoda y hasta soy capaz de levantarme de la mesa y fugarme. Y no volver jamás a intentar un solo encuentro.


Ellos son los vanidosos que se cuentan mil aventuras vividas, esas que jamás ni intentaron tener, por falta de coraje y creen que nosotros podemos creer como verdaderas.


Me agradan las personas naturales, mansas, simples, inteligentes, que tienen sentido del humor con la cotidianeidad, que con pocas palabras y elegidas, saben decir mucho. ¡La tan apreciada elocuencia!


Personas respetuosas.


¡La vida no es eterno triunfo! La vida tiene caminos de esperanzas inalcanzables que con inercia aprendemos a caminar ; y en lo que oculta, está el secreto para intentar algo mejor. Esencia por la que transitamos este mundillo.


La vida es un río que se desliza a ritmo constante, suave, sonoro, cantarín y retozante sobre las piedras que desean limitarlo.


Algunos se exilian para siempre de ella,


de ese mundo vital y luminoso y se entronizan por senderos laberínticos, donde una vez dejaron lágrimas, desconcierto, dolor de ausencias, equivocaciones como las que todos tenemos y se revuelcan allí constantemente, como aquél que deja una semilla en el surco y da vuelta mil veces la tierra, sin dejar que germine, trayéndola siempre a la superficie...sin darle tiempo a la lluvia o al sol, cavando, cavando siempre cavando.


Otros analizan qué sirvió del día de ayer y lo que no, lo echan como jirones al viento para no volver a verlo.


Algunos buscan el sentido de cada acto, para darle más fuego a lo que viene enfriando su vida y mediante leña y esfuerzos, hacen crepitar sus días con energía que les sirve para inundar cada instante, y por mucho tiempo.


Por ahí encontramos corazones ajados y sedientos de protagonismo. Almas cansadas, decididas a vencer lo imposible, con una dicha que les colma el alma


y los hace sentir plenos. Es así como se avanza. Conquistando la vida en una acoso cotidiano y sublime.


Caminar entre la gente con una adrenalina especial, sonriente, buscando la identidad perdida en una esquina,o admirando caras y ternuras que nos hacen patalear el corazón.


Como la alegría de festejar los cumple.años, con sonoras campanillas que digan: ¡Ey, acá estoy yo, todavía me queda carretel...!


¡Eso es vivir!. Sentarnos en el banco de una plaza y rememorar errores... y reirnos por tener la dicha de poder mejorar y crecer, en cada actitud, en cada palabra, en cada sonrisa o llanto.


¡Saber decirnos con el pensamiento y con los hechos!


¡Aprender! ¡Sonreir! ¡Esperar!


(¡shh, especialmente con los que monologan...uf!)


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JORGE LUIS BORGES

"...No hay un solo día que no estemos un instante en el paraíso, porque siempre hay algo o alguien, que, con su sola presencia, aliviana la pesadumbre de vivir..."































































































































De Alfonsina...

"...Hielo y más hielo recogí en la vida.
Yo necesito un sol que me disuelva..."

Pobrecita, no reconoció el fuego
del Espíritu, que la habitó siempre,
en su raciocinio, en su fortaleza,
en su ciencia...
¡QUIÉN si no ÉL!







¡Bienvenidos!

De una canción de Baglietto, que hace magistralmente junto al incomparable Lito Vitale, llamada "Y no olvides que un día, tú fuiste sol", me encantó rescatar algunos de sus versos...son maravillosos...

"No dejes de asombrarte
ante un nuevo nacimiento de tu jardín...
no escondas ni la pena ni el dolor...
no saltes en pedazos,
no entregues tu diamante,
no permitas que se pierda tu cosecha...
¡busca la raiz!
Baja hasta tus valles
que éste es tu país,
donde están tus riendas,
tu espuma, tu verdad...
...donde naufragaste, haz crecer mil rosas..."

Lindo, como consigna de una mañana, ¿verdad?