Estábamos en clase de Literatura y yo venía trastabillando en la vida, con un compendio de problemas familiares, fallecimiento de personas muy queridas, todo se me complicaba. Realmente fueron los siete años de vacas flacas y no llegaban los de las vacas gordas. Mi ánimo era una sombra que arrastraba, me costaba seguir adelante.
Y el profesor insistía en que yo debía dejar de escribir cosas tristes (como todos, cuando uno lleva angustia en el alma, no se puede mentir y escribir jocosamente) y debía inspirarme en algo amoroso y felíz.
Sabía que hacía tiempo que yo estaba separada de mi esposo y quería que escribiera algo erótico, algo de parejas. ¡Y me costaba un triunfo! la misma desazón de estar sola hacía que no pudiera inspirarme en el tema.
Le hice caso a otro profesor amigo que es de Uruguay y siempre nos escribimos, a quien yo le comentaba que me era difícil escribir un soneto. Porque prefiero los poemas de versos libres. Y él me aconsejó algo que resultó y es que antes de escribir me "cante" la música de las sílabas conque deseo desarrollar la poesía.
Sean octosílabos, endecasílabos, etc.
¡Me la canté! y salió esto:
En la minuciosa prioridad de mis anhelos
halaga día a día tu insolencia
de pedir, gota a gota y con clemencia,
un hálito de amor para tu vida.
Te concedo en ofrenda mi aposento
y el esplendor de una sutil locura.
Cualificas la noche con tu calma
y preservas la manzana en tu ternura.
Del amor intenso en su tormento
se cuece delirante la amalgama.
Y cuando el sol besa el firmamento
¡remedias mejor que valeriana!
¡Entonces comprendo tu insistencia
y te nombro dueño de mi alma!
¡Ya está!-¿Gustó? ¡Es lo que hay...!
¿Saben que la valeriana se toma para tranquilizar? re.léanlo y opinen.-
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