¡Que te amo, que te amé, no es un sueño!
Lo nuestro era un diálogo celeste
Hasta en los densos silencios,
con, tan sólo , una mirada
tejíamos amor para una eternidad.
Te lo dije:
de la envidia
¡hasta el sol nos taparían!
Y fue así.
Dejaste que violaran
nuestro espacio prometido.
¡Sólo Dios y yo
sabemos
cuánto EL nos había soñado juntos!