¡ES TAN HERMOSO TENER UNA MADRE QUE HASTA JESÚS QUISO LA SUYA!
Como aprendimos a comer con el tenedor
Aprendimos a rezar, con la misma simpleza.
Y supe que MAMÁ MARÍA es el alma de mi alma, conmigo nacida.
Y que es ELLA el camino dorado para llegar más rápido a su
hijo JESÚS.
Aprendí que la TRINIDAD ES UNA Y SE FUNDE Y SE CONFUNDE AL
RITMO DE LA NECESIDAD
Y SE DIFUNDE EN LOS DONES DE CADA SER DIVINO:
PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO;
Que son la creación, la ofrenda y el amor igualmente
poderosos y cautivantes.
Y aprendí
que la total entrega y el caminar constante
son el perpetuo socorro;
que el descanso celestial y la oración oblativa
dan llama al fuego permanente cirio
que ampara al SANTÍSIMO.
¡MADRE DEL DIVINO AMOR, ENSÉÑANOS A IMITAR TUS VIRTUDES,
A CAMINAR LENTA CON EL SALVADOR EN LAS ENTRAÑAS, PARA DARLO A
LUZ EN EL LUGAR
QUE SEA MÁS NECESITADO.
ENSÉÑANOS A PERDONAR EL IMPROPERIO, LA DESCONFIANZA, LA
MENTIRA, LAS BURLAS… A
SOPORTAR EL DOLOR CON LA ESPERANZA DEL REENCUENTRO.
Y SEGUIR CAMINANDO AL LADO DE NUESTROS HIJOS, PARA QUE CADA
VEZ QUE SUS OJOS NOS
BUSQUEN, SE ENCUENTREN CON LOS NUESTROS, ASEGURÁNDOLES
NUESTRA COMPAÑÍA.
Y COMO A JESÚS, EN CADA CAÍDA, LATA EN SUS OÍDOS, ESE :
“¡ACÁ ESTOY HIJO, LEVÁNTATE Y CAMINA!”
¡GRACIAS MADRECITA Y ALABADA POR TODOS SEAS HOY Y SIEMPRE!