Hola, hoy sólo tengo unos minutos, pero te dejo algo para leer, de mis trabajos ...
Para Octavio Paz, uno de mis ídolos
Entre las maravillas que me impactaron
por tu simpleza, por tu realismo, encuentro:
"...para decir los pronombres hermosos
y reconocernos
y ser fieles a nuestros nombres
hay que soñar hacia atrás
hacia la infancia,
más allá del comienzo,
más allá de las aguas del bautismo,
echar abajo las paredes entre el hombre y el hombre
y juntar de nuevo lo que fue separado..."

"...hay que desenterrar la palabra dormida,
soñar hacia adentro y también hacia afuera
descifrar el tatuaje de la noche
y mirar cara a cara al mediodía
y arrancarle su máscara,
bañarse en luz solar y comer los frutos nocturnos,
deletrear la escritura del astro y del río.
recordar lo que dicen la sangre y la marea,
la tierra y el cuerpo, volver al punto de partida,
ni adentro ni afuera, ni arriba ni abajo,
al cruce de los caminos,
adonde empiezan los caminos,
porque la luz canta con un rumor de agua,
con un rumor de follaje canta el agua..."
Y así nos llevas, Octavio, de puntillas por los claroscuros de la vida. Nos demuestras lo intrascendente que somos.Y nos elevas con las armonías de tus decires y la terneza de tus cantares. Nos sentimos como alfiler en el espacio o como el monstruo sagaz que domina a los débiles. Y cuando nos creemos "seres superiores" nos haces ver que la Madre Natura nos supera. En la verde pradera, en la enervada cresta del mar, en lo insignificante de un granito de arena o en la terquedad del barro que nos atrapa, nos empantana y embadurnados y revolcados en la oscura tesitura del pecado, vemos que no somos nada, nada, ante la Pachammama gorda, querendona y solidaria. Ella nos contiene, nos mantiene y nos sostiene y nosotros ¡ somos tan nada! que aún así la dañamos. Porque estamos convencidos de que somos " el ser perfecto". ¡bah!, ¡gracias Octavio!.
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