La razón observa en latente espera.
La hoja de papel, su elixir, ¡en voraz encanto!
Agazapada la pluma, quieta, seduce.
Teje sueños la mente enigmática,
entre resabios de impiedad,
flaquezas humanas, ingenios soberanos,
frugal complascencia de tantos otros
menesteres.
La razón siente como propia
la facultad de atreverse,inerme y se eleva.
¡Acude presta! Ordena.
¡Exuda en dimensión fecunda
lo que la contemplación le dicta!
Surge voluptuosa, radiante, organizada.
Le sobran arcaicos encantos, aquiescencia,
añade al pensamiento retóricos primores.
¡Es manantial, sofisma, presagio,
lógica, audacia, dignidad!
Sin ella...
somos amorfas medusas
en el mar de la necedad.
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