Crujen de hambruna los estómagos y la pena se padece, de tanta indigencia.
Las miradas reclaman mejor vida. Encierran dolor y resentimiento. Parecen decir:
___¿No te das cuenta...?
El trabajo arduo y hasta indigno, en el que que a veces los someten, va sellando su carne y su historia con un sólo reclamo: ¡MEJOR CALIDAD DE VIDA!
Alas negras de desaliento rozan el entorno de barrios y aldeas. Brota una sed de encaramarse a un porvenir distinto y promisorio.
¡Sed de eternidad en las habitaciones del alma!
Aunque la temeridad de lo insospechado, perturba la mente; y dudas y porfías les forman una coraza, el que entiende y sabe salvarse de tantas ironías que le proponen, se va aglutinando como perlita de una polenta que se enfría, antes
de poder comerla.
En sorprendente criterio, saben consolarse y discernir. Y en la fugacidad de un instante, sienten que la alegría rebosante de algún sueño hecho realidad, pueda cambiarles la vida. ¡Es tan maravillosa todavía su inocencia...!.Por suerte.
Emergen de una policromía extraña, pero por Gracia divina, se embriagan de apetencias que dejan en manos de Dios a sabiendas de que, en algún momento, los sorprenderá el meritorio reconocimiento de QUIEN los consuela como manantial cotidiano.
¡Ellos aún creen! ¡El Señor los bendiga!
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