¿Puedo conversar un ratito contigo?...
quiero contarte un cuento.
Había una vez...
una ciudad pequeña, habitada
por personas humildes, buenas,
trabajadoras.
La llamaban "la ciudad de las
bicicletas", porque sus calles eran
recorridas habitualmente,
por cantidad de ellas.
Tenía una plaza muy hermosa,
con variedad de árboles ostentosos
y flores de los más diversos colores.
Había parques, escuelas, iglesias
y clubes.
¡Parecía sacada de un cuento de hadas!
Los señores trabajaban en el campo,
en comercios, industrias o en
sus casas.
Las señoras se ocupaban del hogar,
de las costuras, tejidos,
mantenían los jardines floridos,
las huertas productivas, hacían los dulces,
la manteca, la crema, los panes,
muchas tortas, frutas en almíbar,
jugos de cítricos que guardaban
en botellas lacradas, licores...
Todo lo hacían con esmero y cariño.
Los niños se reunían en algún baldío,
jugaban a las bolitas, a la pelota,
hacían carreras de embolsados
o caminaban sobre zancos,
o andaban sobre patines y patinetas.
También confeccionaban ellos mismos
sus barriletes, que luego remontaban
los días de viento de otoño y primavera.
Después de las copiosas lluvias,
en las calles inundadas
botaban barquitos de papel.
Las niñas hacían de mamitas o maestras.
Jugaban con las muñecas,
atrapaban mariposas, chicharras
y bichitos de luz que guardaban en frascos para verlos a la noche.
Confeccionaban vestiditos para sus muñecas, collares y pulseras de flores
y pegaban los pétalos de malvones en sus uñas, como perfectas manicuras.
Los parques estaban siempre rebosantes de niños de todas las edades y barrios.
Padres serenos y felices tomaban mates, sentados en los bancos de las plazas.
Hoy la ciudad es distinta. Aunque sigue siendo tan bella...
Sólo los domingos y feriados uno puede gozar de ese escenario.
Las niñas ya no hacen collares y pulseras de florcitas.
Los niños ya no corren detrás de una pelota o en carrera de embolsados.
Los padres no tiene tiempo de sentarse a conversar en un banco de la plaza.
Y esto no sucede solamente en esta ciudad, sino en todas partes del planeta.
La situación económica cambió, como cambió esa vida que era tan rica de emociones. Y eso hizo que muchos niños pequeños, tengan que estar en una esquina , a pleno sol o lluvia, viento, frío, vendiendo diarios, revistas o golosinas. O mendigando alguna comida para ayudar a sus padres, porque un sueldo no alcanza para vivir.
¡ En un país tan rico y extenso como la Argentina..., es una ironía!
Pero...¿sabes?...igual eres un niño. Y sientes deseos de jugar, de andar sobre patines o correr remontando un barrilete.
Yo te convoco a olvidarte un poquitín de tus obligaciones de adulto.
A no pensar en las computadoras y juegos torpes que ves en los televisores.
Te invito a disfrutar, aunque sea por unos minutos, de tu niñez al aire libre.
A aprender que la felicidad no está en realizar un viaje lejos, ni en las cosas materiales, sino DENTRO DE TI.
A saber que esa felicidad está en la alegría, el perdón, la verdad, la libertad, la mansedumbre, el compartir; que está en la amistad con todos. Que dando AMOR, te harás rico, porque amor recibes. Que consolar, consuela, que ayudar ayuda a recorrer acompañado el mejor sendero, sin olvidar jamás que, como dijo un sabio:
"...MENTIRAN TODOS LOS HOMBRES QUE TE PROPONGAN UN IDEAL DISTINTO AL DEL PADRE DEL CIELO..."
El sol espera en las calles para entibiar almitas jugando.
El aire puro renovará tu cuerpo y formará anticuerpos, te sentirás mejor.
Las sonrisas compartidas con amigos llenarán de paz tu corazón.
Y podrás comprender, que no es necesario ser rico para ser feliz.
La ciudad de antaño, tan linda como siempre o más, seguirá cambiando para beneficio de todos; pero te pido que no te encierres entre cuatro paredes todo el día, mientras brilla el sol.
RECUÉRDALO: EN LA VIDA HAY TIEMPO PARA TODAS LAS COSAS.
POR ESO NO DESAPROVECHES ESTA HERMOSA EDAD QUE TIENES.
¡MUY FELICES DIAS DE NIÑO!
ELDA MAZZELLI
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