sábado, 11 de julio de 2009

La Mona lisa del Giocondo- de Palabras del alma









¿Qué es lo que a tu alma adolece



y tan dulcemente



ofrece tu timidez,



tu mirada?



Todo artista que indaga



la argucia tan veleidable



que permanece inviolable;



y sin embargo, le embriaga,



con tu sonrisa empalaga



cuando intenta rescatarla.



Luces tan vulnerable



con la frente despejada...



y tu larga cabellera



como sereno torrente



acaricia y se regala



a tu cuello atrayente,



y al escote impertinente



que a todo hombre fascina;



pero jamás adivina



lo que Da Vinci captara



en suma actitud celosa,



de la musa codiciosa



conque el artista divaga.






¿Habrá habido



un diálogo elocuente?



¿la confesión sugerente?



¿o un cálido beso previo



conque Leonardo captara



con singular altivez



la supuesta libidinez



que ella le despertara?



¿ o es tan solo un antifaz



de personalidad casi inerte



que, sublimada,



ella ostente



en inventada fusión



y la arrobada obsesión



que, el artista en el lienzo,



logre en tácito silencio



lo que la imagen mistura?



La gubia, el pincel, la pintura,



exoneran de sus manos



un movimiento, un sentir,



o algo quieren decir



de una traviesa manera.



Desean mostrarse serenas



¡cuando se ven tan latentes!



o en actitud permanente de



¿caridad? ¿ de bonanza?



O en esa virtual circunstancia



en realidad,¿ son regueros



que juegan aventureros



y dicen ser la templanza?



Quizás sea arrogancia...



¡qué rictus tan embustero!






No quiero ser alfarero



de tan lujurioso asedio.



Prefiero obviar mi criterio



y sólo reverenciar



a Da Vinci en su magisterio;



antes que sea un improperio



lo que me antoje dudar.



¡Que otro se halague y divague!



Yo sólo quise impulsar



esa duda tan vehemente,



que por siglos y a toda gente,



¡ha llegado a alborotar!



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JORGE LUIS BORGES

"...No hay un solo día que no estemos un instante en el paraíso, porque siempre hay algo o alguien, que, con su sola presencia, aliviana la pesadumbre de vivir..."































































































































De Alfonsina...

"...Hielo y más hielo recogí en la vida.
Yo necesito un sol que me disuelva..."

Pobrecita, no reconoció el fuego
del Espíritu, que la habitó siempre,
en su raciocinio, en su fortaleza,
en su ciencia...
¡QUIÉN si no ÉL!







¡Bienvenidos!

De una canción de Baglietto, que hace magistralmente junto al incomparable Lito Vitale, llamada "Y no olvides que un día, tú fuiste sol", me encantó rescatar algunos de sus versos...son maravillosos...

"No dejes de asombrarte
ante un nuevo nacimiento de tu jardín...
no escondas ni la pena ni el dolor...
no saltes en pedazos,
no entregues tu diamante,
no permitas que se pierda tu cosecha...
¡busca la raiz!
Baja hasta tus valles
que éste es tu país,
donde están tus riendas,
tu espuma, tu verdad...
...donde naufragaste, haz crecer mil rosas..."

Lindo, como consigna de una mañana, ¿verdad?