Las llamo " mis azucenas"
porque son puras y bellas.
Apenas entro a mi casa
las veo, ellas me esperan.
Son esos dulces afectos
que no dejaré partir
porque siempre acompañaron
en las luchas del vivir.
La frutera de mi Madre
de lejanos años tiernos.
El cuadro que mi hijo Diego
comprara de muy pequeño,
con algunas moneditas
que ahorrara con recelo.
La TRINIDAD TALLADA
por un ebanista ¡MAESTRO!:
¡Juan Carlos, todo un talento!
que puesto de manifiesto
despierta puro misterio.
Los libros que, con ingenio,
elige siempre Fabián,
de algún autor eminente
que declama su verdad.
Un mueble que oculta todo,
lo que sobra en el hogar,
es un regalo que Ivonne
me acercó de su bazar.
El dressoir de pie dorado
regalo de mis amigas,
fue mi sueño anhelado,
es la amistad siempre viva.
La mesita y mi Olivetti
que cuido como diadema
porque de ella,
mi poema
brota como buen relente
el alma en Gracia Suprema.
Una cajita de música
con cadena y medallón
que al cumplir mis quince años
me obsequiara "mi amor".
Mi Cristo Roto que amo
con toda mi devoción:
EL siempre me da SU mano
y consuela al corazón.
Es así...
ellos siempre me esperan.
Son como bella canción.
Son puros y son fragancia
¡jamás les diré adiós!
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