En la oración en el huerto, santa angustia, suda sangre al ver que su sacrificio iba a estar limitado por la libertad humana, que no estuvo dispuesta a dejarse convencer por SEMEJANTE TESTIMONIO DE AMOR DEL HIJO DE DIOS.
"...La vida del ser humano se encierra entre dos gritos: el de todo recién nacido y el del momento en que expira, preguntándole al Padre ¿por qué me has abandonado?..."
A veces, durante la vida, nuestra oración también es un gemido grande, ruidoso, doliente, cuando vemos que no tenemos salida de algo irresoluto.
Es una oración que viene desde lo profundo de la angustia, oraciós siempre escuchada por el Padre y por María, madrecita amorosa.
Al morir, JESÚS, LANZA UN GRITO FINAL, QUE ES A LA VEZ, EL GRITO DE LOS ORÍGENES Y DEL NUEVO NACIMIENTO. Por lo que JESÚS LIBERA EL ESPÍRITU CONTENIDO EN ÉL, lo traspasó al corazón de todos nosotros. Su nacimiento, su vida, su muerte fueron oración continua PARA QUE NOSOTROS TAMBIÉN PPODAMOS CONVERTIR ESE GRITO EN ORACIÓN Y LOGRAR EL NUEVO NACIMIENTO A UNA VIDA PURIFICADA, MÁS SANTA, MÁS SIMPLE, MÁS HUMANA.
Por eso, si quieres orar como Cristo, no prescindas de la súplica, del llamado, del grito...partiparás así de la muerte y del nacimiento y si tu vida es ordenada piensa en el dolor y sufrimiento de tantos hermanos, piensa en ese fardo que por más que trabajen y luchen, no llegan a la dignidad de vida, porque se les niega "SER HUMANOS"
¡Que el grito de JESÚS, no deje de conmoverme jamás...que resuene en mi corazón y todo mi ser, porque ESE GRITO hace brotar en oración, los gemidos del Espíritu Santo.
ESE GRITO ES DE LA CÓLERA DEL PADRE ANTE EL RECHAZO DE LOS HOMBRES HACIA JESUS, SU HIJO, NUESTRO HERMANO Y SE CONVIERTE EN MIRADA DE MISERICORDIA Y DE PERDÓN, CUANDO NOS ENTREGAMOS EN ESTE LLANTO DE SÚPLICA PARA CONVERTIRNOS.
"¡EN PIE, LANZA UN GRITO EN LA NOCHE, CUANDO COMIENZA LA RONDA; COMO AGUA DERRAMA TU CORAZÓN ANTE EL ROSTRO DEL SEÑOR, ¡ALZA TUS MANOS! HACIA ÉL, BESALO, ABRAZALO EN TANTO DOLOR!"--Lam.2,19.
¡¡GRACIAS JESÚS POR SALVARME!!